Por qué Telefónica está reduciendo sus operaciones en Sudamérica
Todas las opciones, incluida una venta, deben considerarse, dijo el CEO José María Álvarez-Pallete en entrevista con FT.
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Londres
Cuando José María Álvarez-Pallete regresó a Europa en 2012 después de casi una década en Latinoamérica, calculó que durante ese tiempo había pasado 679 noches dormido en un avión que volaba entre la sede de Telefónica en Madrid y su amplia red de negocios que se extendía desde México a la Patagonia.
Había llegado para administrar esa parte del negocio justo cuando la economía de Argentina colapsó, las monedas latinoamericanas fluctuaban incontrolablemente y un gobierno populista en Brasil amenazaba la inversión extranjera.
Telefónica había gastado más de US$ 100 mil millones en expandirse por todo el continente, pero el negocio geográficamente enorme representaba sólo una cuarta parte de los ingresos de la compañía española.
Álvarez-Pallete contuvo sus nervios y siguió adelante con una adquisición de US$ 9.500 millones de las operaciones sudamericanas de BellSouth en 2004, presentando una mejor oferta que el multimillonario Carlos Slim. Cuando regresó a Europa, la división estaba lista para superar las operaciones en el viejo continente para representar más de la mitad de los ingresos totales de Telefónica.
Liquidación
Ese escenario hace que el anuncio de Telefónica la semana pasada de una posible venta de su negocio latinoamericano, excluyendo a Brasil, sea aún más notable.
En cambio, la compañía se centrará en lo que ve como sus mercados principales en España, Brasil, Alemania y el Reino Unido -donde repetidas veces ha tratado vender la red de O2-, mientras explora opciones para lo que ahora considera como su operación latinoamericana no central.
Es la acción más radical que ha tomado Álvarez-Pallete desde que reemplazó al presidente y director ejecutivo de Telefónica, César Alierta, hace tres años.
Álvarez-Pallete dijo a Financial Times que el cambio fue impulsado por la creencia de que se acabó el tiempo para la “fórmula tradicional” de las telecomunicaciones: vender teléfonos inteligentes y contratos a millones de clientes.
Telefónica, que tiene más de 300 millones de clientes, está siguiendo a otras compañías europeas de telecomunicaciones, incluyendo a Vodafone, Telia y Telenor, en reducir sus operaciones internacionales para bajar la deuda y liberar capital para invertir en sus principales mercados europeos.
“¿Cómo serán las compañías de telecomunicaciones en cinco a 10 años? Necesitamos convertirnos en fábricas de datos masivas”, dijo Álvarez-Pallete, describiendo un futuro donde la inteligencia artificial está integrada con las redes para dar más control a los usuarios. La empresa argumenta que debe cambiar de una compañía de telecomunicaciones tradicional a un negocio de tecnología.
Con este fin, creó Telefónica Tech, una unidad que se centrará en el crecimiento de los ingresos en mercados como el Internet de las cosas, ciberseguridad y computación en la nube.
Factor digital
Pero esta no es la primera vez para Telefónica: en 2011, creó una división separada de tecnología llamada Telefónica Digital bajo el liderazgo del veterano de O2 Matthew Key, con el mismo objetivo en mente. Estaba basado en una lujosa oficina cerca de Regent Street en Londres, donde el personal llevó a cabo reuniones en gigantescos globos aerostáticos que cubrían los pisos del edificio.
Eventualmente, Telefónica Digital fue reintegrado a las operaciones de la empresa matriz debido a lo que un exejecutivo describió como una lucha de poder entre Álvarez-Pallete y Key, quien ya no trabaja para la empresa.
Álvarez-Pallete argumentó que la unidad de tecnología original era una exitosa incubadora y que era el momento adecuado para la “fase 2” de desarrollo, con Telefónica esperando un ingreso adicional de 2 mil millones de euros de sus operaciones tecnológicas para 2022.
Los analistas señalaron que vender o cancelar las operaciones en Sudamérica reduciría la complejidad del negocio de Telefónica en un momento en que las compañías europeas de telecomunicaciones están bajo una gran presión para invertir en redes 5G de nueva generación.
Telefónica obtiene sólo una quinta parte de sus ganancias operativas en Sudamérica y las ventas o desinversiones parciales podrían ayudar a reducir la deuda. La compañía tenía una deuda bruta de 57 mil millones de euros a fines de septiembre, o 38 mil millones de euros excluyendo los arriendos, pasivos de pensiones y el impacto de las ventas.
Morgan Stanley dijo en una nota que la unidad hispanoamericana de Telefónica representa sólo el 11% del valor del grupo y agrega complejidad y problemas macroeconómicos y monetarios a los desafíos habituales de la industria en cuanto a regulación y competencia.
“En nuestra opinión, aclarar que Hispam no es esencial es bienvenido, y centrar los objetivos de la gestión regional en atraer inversionistas y cristalizar las sinergias con otros actores del mercado es positivo”, explicó la entidad financiera.
Las acciones de Telefónica, que se han reducido a más de la mitad desde 2015, aumentaron sólo un 1,5% debido al anuncio.
La consolidación en las telecomunicaciones latinoamericanas ha comenzado a tener ritmo, con compradores como Liberty Global al acecho.
Telefónica ha vendido redes en Guatemala y El Salvador a América Móvil, de Slim, y en Panamá, Costa Rica y Nicaragua a Millicom este año.
Los negocios restantes, que cubren grandes mercados, incluidos Chile, México, Argentina y Colombia, están valorados en cerca de 11 mil millones de euros, pero podrían alcanzar hasta 14 mil millones de euros, según los analistas.
Álvarez-Pallete argumentó que “América Latina está en mi corazón” y que no está abandonando el continente. Sin embargo, admitió que “no hay vacas sagradas” tras nueve años consecutivos de declive en la región.
Todas las opciones, incluida una venta, deben considerarse, dijo, para la región que alguna vez fue el motor del crecimiento de Telefónica.